No one can find me here in my soul


lunes, 19 de enero de 2015

Escucha

Últimamente todo ha sido como el vaivén del oleaje.
Las olas vienen y se van, constantemente.
Unas traen plástico, otras piedras brillantes y pulidas, otras algún pedacito de nácar.
Pero, si te gusta el mar, no te quedes en la orilla.
Salta el rompeolas, zámbullete. Sólo así prodrás conocerlo en profundidad.
El mar es frío, salado, requiere la apnea, escuece en los ojos, es imprevisible ...
Entonces, ¿qué tiene?
Tiene el silencio y la inmensidad.
El buen silencio, el que no es respuesta.
Es la cuestión de todo.
Y la inmensidad,
la que hay en tí.

1 comentario:

  1. Nadie mejor sino quien nunca he sido puede escribir de ti lo que en mí ha sucedido ni portarlo a su colmo.
    No tienes pago porque esto está fuera de cualquier intercambio.
    Me sucedió y me sigue sucediendo a otro.

    Yo soy su predicado desde que al mismo tiempo sobre tú y yo se impuso y yo lo sufragué sabiendo e ignorando.
    No es pasión sino acción.
    Mi fe se ha dado por encima de todos mis errores.
    Huir no me divide de lo que conocí.

    Esto es verdad.

    De tanto sostenerse se me ha vuelto masivo y delicado.
    Y se me ha vuelto yo para lo que yo pueda porvenir.

    Dos espejos de ti que se prosiguen sin número enfrentados en mi mente.
    Están en alto de mis certidumbres, las que no son la vida de los días sino un tiempo que espera a quien lo quiera encontrar.
    Y no es secreto ni se somete a la civilidad.
    Me crece entero y no se suma en un total.

    También te toca.
    Tú eres la causa de esto.
    Yo soy su cosa.

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