No one can find me here in my soul


lunes, 2 de mayo de 2011

Ruinas de un reino olvidado (IV)

Efervescente

Bestia desbocada que, en pleno frenesí iracundo, iza las patas cual bandera agitada desesperadamente; y que, en contra de la razón, es contemplada en un estado de deleite estuporoso; mientras se aproxima a tí en sus indómitas cabriolas. Aunque por propia supervivencia, dicha quietud sucumbe ante el apremio de enfrentarse a la dicotomía que incita a revelarse por huir o por frenar el arrebato. No cabe acto más impetuoso que el de tomar montura y, llevando las riendas, dirigir tal vehemencia. Y, sin embargo, ¿quién no ha sido alguna vez esclavo del deseo?

                                                                                                                                         (02/10/2010)