Efervescente
Bestia desbocada que, en pleno frenesí iracundo, iza las patas cual
bandera agitada desesperadamente; y que, en contra de la razón, es
contemplada en un estado de deleite estuporoso; mientras se aproxima a
tí en sus indómitas cabriolas. Aunque por propia supervivencia, dicha
quietud sucumbe ante el apremio de enfrentarse a la dicotomía que incita
a revelarse por huir o por frenar el arrebato. No cabe acto más
impetuoso que el de tomar montura y, llevando las riendas, dirigir tal
vehemencia. Y, sin embargo, ¿quién no ha sido alguna vez esclavo del deseo?
(02/10/2010)
No hay nada como ser esclavo de lo que se elige y el deseo pude ser contradictoriamente muy liberador.
ResponderEliminarMe encanta leer tus palabras. Es realmente un subversivo mundo invisible colándose en un universo de vacuos datos a sintetizar. Este texto parece el principio de uno mucho más largo... Si te ves con animo, ya es un buen comienzo.
Por cierto, creo que si existe una, es esta mi canción favorita de los Héroes.