La echo de menos.
Y sin embargo, aún existe.
Pero ya no la reconozco.
No queda nada de ella, excepto su miedo.
Es una pérdida anticipada.
Peor, porque vive sin ser ella.
El poso de su existencia lo enturbia todo.
Enturbia su amor.
Su dolor, incluso.
Hasta su rabia
Y solo queda eso, miedo.
Quizás fue su esencia
¿Cuál es la tuya?