No one can find me here in my soul


jueves, 7 de abril de 2011

Rebelión onírica

La expresión de los transeúntes desvela la preocupación por los últimos acontecimientos. Un grupo de señoras está comentando el atentado de ayer. Por lo que he conseguido escuchar fue en un banco.
Los "Ángeles" continuan rebelándose por la ciudad. Y por las calles se cruzan miradas recelosas.
Dicen que cualquiera puede serlo. Se especula sobre las características comunes de los ángeles rebelados, pero la verdad es que no tienen ninguna base. Son gente normal que no parece pertenecer a un grupo en concreto. También he escuchado que todo está relacionado con el despliegue militar que hay en el parque del norte. Pero esto parece propagarse como una enfermedad infecciosa de origen desconocido. ¿Qué puede hacer la fuerza contra algo así? La gente tiene miedo piensan que si esto persiste, borrarán la ciudad del mapa para que no haya réplicas en otros lugares.
Un conocido que vive cerca del parque norte me ha contado que, días antes de que todo empezara, apareció una figura traslúcida en el centro del parque. Dice que parecía un portal, como los de las películas de ciencia ficción. Y que por la noche todavía se puede ver una extraña luz que procede del parque y se extiende como la niebla. Quizás los soldados esperan que algo físico atraviese esa luz, pero a mi me da la sensación de que eso no va a ocurrir.
No hay prensa, ni noticias referentes a ello, lo que no hace más que inquietar y propiciar las especulaciones.
No entiendo el vínculo entre esa cosa y la enajenación mental súbita que se ha difundido por la ciudad. Los supervivientes aseguran que los afectados tienen poderes sobrenaturales, de ahí el llamarlos ángeles.
Me dirijo a una casa abandonada que hay próxima al parque. Ayer pasé por allí y no la habían cercado las fuerzas de seguridad. Me he colado varias veces atravesando el jardín, así que conozco el edificio. Tiene un salón amplio que antaño fue lujoso. Me gusta ese lugar, consigo evadirme imaginando cómo fue cuando estaba habitada. Me he abstraido tanto que no he percibido la otra presencia que merodea por la casa. Pero a mi sí que me ha visto.

- Por fín un ángel.- Exclama el extraño.
- Yo no soy un ángel.- Respondo sorprendido.

El tipo se dirige hacia mí luciendo una media sonrisa que deforma su rostro. Me aparto, ha intentado golpearme. Huyo de él pero me persigue.

- Entonces, ¿por qué vuelas?
- No ... mierda.- El techo está más cerca de lo habitual. Pero no tengo tiempo de reflexionar sobre ello. Él también vuela.